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jueves, 4 de febrero de 2016

4 de Febrero de 1992. La Insurrección Cívico-Militar y Día de la Dignidad Nacional


El 4 de febrero de 1992 representa para el pueblo progresista venezolano, la insurrección popular contra el neoliberalismo y sus prácticas capitalistas que estacaron a varias generaciones en la más absoluta miseria, mientras que los recursos de la nación eran devorados por intereses foráneos.

Fue así como el para entonces joven teniente Hugo Chávez Frías, se alzó contra la decadencia del sistema político puntofijista, representado por el presidente de la época, Carlos Andrés Pérez, asumiendo de manera valiente y pública, su responsabilidad con el célebre “por ahora”, frase que convirtió en la esperanza de los venezolanos

Desde entonces, este acto de patriotismo y gallardía fue declarado como Día de la Dignidad Nacional, al ser considerado como uno de los acontecimientos más trascendentales de la historia contemporánea de Venezuela solo comparable con las luchas independentistas del siglo 19, donde la nación obtuvo su emancipación del imperio español al mando de otro grande de la historia universal: el Libertador Simón Bolívar



El 4 de febrero, junto a la posterior insurgencia del 27 de noviembre de ese mismo año, marcó el punto más alto de las luchas sociales y políticas del período 1989-1993/ "Compañeros: lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados (…) vendrán nuevas situaciones”, aseguró el comandante Chávez.

El 4 de febrero de 1992 ocurrió una Insurrección Cívico-Militar que se desarrolló simultáneamente en las principales ciudades del centro-occidente del país. Además de los comandantes a cargo de las operaciones –Hugo Chávez, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Miguel Ortíz Contreras–, unos 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados, tomaron parte en el movimiento militar. Asimismo, grupos pequeños de civiles provenientes de distintas organizaciones de izquierda venezolanas participaron en la acción.


 “El Comandante Chávez”, felicitó en los mejores términos a sus subordinados, reconoció la derrota "por ahora" del movimiento rebelde, asumió su responsabilidad en el alzamiento, se refirió a la posibilidad de “nuevas situaciones” para encaminar al país a un futuro mejor y entró en el imaginario colectivo presentando su insurgencia como bolivariana, es decir bajo los principios del Libertador Simón Bolívar.
"En primer lugar quiero dar los buenos días a todo el pueblo de Venezuela” (…) "Compañeros: lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital; es decir, nosotros aquí en Caracas no logramos controlar el poder” (…) "vendrán nuevas situaciones. El país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un camino mejor”.
De esta manera se convirtió, en pocos segundos, en el rostro y la voz más conocida de Venezuela en las dos décadas siguientes y quedó en evidencia que el "liderazgo" político y militar Puntofijista cometió uno de los errores políticos más importantes de la historia moderna de Venezuela.

miércoles, 3 de febrero de 2016

1795 nace en Cumaná Antonio José de Sucre, prócer de la independencia de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá.


En 1795 nace en Cumaná ,Antonio José de Sucre, prócer de la independencia de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá.
Fue uno de los principales jefes patriotas en las campañas libertadoras de Oriente y Guayana; Comandante General del ejército que, con las Batallas de Pichincha y Ayacucho, determinaron la emancipación del Ecuador y Perú.
También fue el artífice del armisticio de Santa Ana, que en 1820 reguló la guerra entre España y la Gran Colombia y en el que se acordó el trato humanitario que desde entonces empezaron a recibir los vencidos en una guerra.
Finalmente, fue el primer Presidente de Bolivia y presidente del Congreso Admirable que en 1830 intentó, sin éxito, evitar la separación de la unión grancolombiana. “El general Sucre es el padre de Ayacucho, el redentor de los hijos del Sol; es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el reino de los Incas”, expresó Bolívar sobre quien dio fin en batalla al dominio español en el continente.
El talento de Sucre y su espíritu de cuerpo le permitieron reclutar y agrupar tropas, fundar la intendencia militar para garantizar uniformes y pertrechos, además, crear el Tratado de Armisticio y Regularización de la guerra, con una visión de respeto a los derechos humanos.
Memorable es la última carta de Sucre a Bolívar. Bolívar renunció, se fue. Sucre lo busca, no lo consigue. “La ausencia de usted, mi general, me ahorra las lágrimas de la despedida. Adiós, mi general. Donde quiera que esté, mi último aliento será para Colombia y para usted”. Al día siguiente, agarró la mula, se fue a buscar a su mujer y a su pequeña hija en Quito. Pero no le perdonaron ser leal a Bolívar y ser tan joven. Como dijo el virrey: “Tan joven y con tanta gloria”. Era un peligro él solo, su vida. Después de Bolívar venía él. Su brillo, su gloria, su prestigio en los ejércitos. Desde el Caribe hasta la Argentina el nombre de Sucre brillaba por todos lados. Y ocurrió la emboscada, el balazo traicionero. Santander detrás de la emboscada, Obando, traidores lacayos que entregaron luego estos países a la garra del imperio norteamericano. Traicionaron a la revolución. Dijo Bolívar, cuando le informaron de la muerte de Sucre, entre muchas cosas, una lapidaria: “La bala que mató a Sucre mató a Colombia y acabó con mi vida”.