Puerto crucial para las naciones en conflicto, Bolivia, Perú y Chile, se convirtió en el escenario del enfrentamiento entre la Corbeta Esmeralda de Chile, comandada por el Capitán Arturo Prat y el Blindado Huáscar de Perú, comandado por el Contralmirante Miguel Grau.
La Esmeralda, embestida por el Huáscar se hunde, muriendo en combate casi toda su tripulación, incluyendo su Comandante, alcanzado por un tiro en la cubierta del Huáscar al intentar abordarlo seguido del resto de la tripulación.
Fue el día en que los hombres de la frágil Esmeralda, comandados por Arturo Prat, dieron su vida por una causa que les parecía justa y necesaria, en un combate muy desigual contra la tripulación del poderoso Huáscar. A su heroísmo, se unió el triunfo de la astucia y habilidad de los marinos de la Covadonga acertadamente comandada por Carlos Condell, que permitió inutilizar uno de los dos acorazados peruanos, la Independencia.
El ejemplo de Prat y sus hombres sacudió al país y electrizó a los que marchaban al frente de lucha. Hasta entonces había habido una gran incertidumbre y ansiedad; pero, los hechos de Iquique, a poco más de un mes de iniciada la guerra, trajeron la seguridad e hicieron vislumbrar el desenlace del conflicto.
