El comienzo de su abnegada actuación en pro de la libertad de la nación fue en Valencia y San Carlos/ Foto: Archivo
El eximio general Juan Jacinto Lara Meléndez nació el 28 de mayo de 1778 en la ciudad de Carora, hijo del español don Miguel de Lara y de la caroreña doña Juana Paula Meléndez.
Antes de participar en la lucha por la independencia de la nación este insigne larense se dedicaba al comercio de ganado de Los Llanos a la ciudad de Caracas. Al iniciarse los acontecimientos del 19 de abril de 1810, Lara se adhiere a los jóvenes revolucionarios de la Sociedad Patriótica.
El comienzo de su abnegada actuación en pro de la libertad de la nación fue en Valencia y San Carlos. Poco después la Junta Suprema de Caracas le da el nombramiento de Comandante de las Milicias de Ospino y Araure (1811-1812). Combatió destacadamente en numerosas batallas, entre ellas Guasdualito, Cúcuta, Los Horcones, San Pedro, El Yagual, Mucuritas, Niquitao, Mucuchíes, Taguanes, Las Trincheras, Vigirima, Carabobo (primera batalla), Calabozo, Pantano de Vargas, Boyacá, Payara, Bogotá, Jujure, San Antonio de Apure, Valle de Upar, La Laguna, Junin, Corpahuaico y Ayacucho.
Este egregio prócer desempeña sus funciones con decoro y probidad; su administración se caracterizó por la honestidad y el sentido del progreso en la educación y los servicios públicos. Por ello, Juan Jacinto Lara se hizo acreedor de varias condecoraciones, destacando la Orden de los Libertadores de Venezuela y el escudo Busto del Libertador.
Luego de las memorables acciones de Corpahuaico y Ayacucho, Antonio José de Sucre ascendió a generales de división a José María Córdoba y Juan Jacinto Lara Meléndez. Además, Sucre organizó el ejército y nombró a Lara intendente y comandante general de los departamentos de Arequipa, Cuzco y Ayacucho, por lo que Lara permanece en el Perú durante todo el año de 1825.
El 26 de enero de 1827 el general Lara Meléndez fue sorprendido a las tres de la mañana en su casa de la ciudad de Lima, por un grupo de oficiales obstinados en la desobediencia. Lara fue apresado junto a un grupo de leales oficiales que no aceptaron dicha insubordinación. Todos ellos fueron embarcados en el bergantín inglés Bucher y conducidos presos a los calabozos de la fortaleza del Callao, donde permanecieron incomunicados y sin alimentos hasta el 30 del mismo mes, cuando fueron nuevamente embarcados y remitidos al puerto de Buenaventura, Colombia, donde el bergantín fondeó el día 9 de febrero.
A estos oficiales reducidos a prisión se les confiscó gran parte de sus equipajes, algunas monturas, las bestias de silla y todas las armas; al General Lara Meléndez le sustrajeron toda la ropa y prendas de valor.
El 20 de febrero fueron puestos en libertad, y más tarde se descubrió que esta sublevación fue promovida por el vicepresidente de la Gran Colombia, Francisco de Paula Santander. Tras su liberación Juan Jacinto Lara fiel al Libertador y a Colombia, siguió ejecutando sus deberes con constancia y patriotismo hasta su muerte, el 25 de febrero de 1859, cuyos restos reposan en el Panteón Nacional.