Su gobierno se caracterizó por un fuerte intervencionismo en política exterior, lo que lo diferenció de la mayoría de sus antecesores ya que obligó a Haití a pagar sus deudas a los bancos europeos, estimuló una revuelta en Panamá, estableció un protectorado financiero en la República Dominicana y ocupó Cuba, donde, ya antes, había establecido la base de Guantánamo.
Por ello, se lo suele considerar como el iniciador del modelo imperialista que los Estados Unidos impulsó durante todo el siglo XX. Irónicamente mientras se esforzaba por debilitar a Rusia y a Japón, fungiendo como mediador en la guerra de ambas naciones, recibió el Premio Nóbel de la Paz.
