José Félix Ribas y Béthencourt Herrera y de las Mariñas naciò en Caracas, el 19 de septiembre de 1775 .
POR COLABORACIÓN DE IRNIA DE MUNK
Fue un ilustre militar venezolano, General en Jefe y prócer de la Independencia de Venezuela.Ribas fue capturado por los realistas en los alrededores de la ciudad de Valle de la Pascua y su sobrino y criados ajusticiados en el acto. El Justicia Mayor de Tucupido, Lorenzo Figueroa Barrajola quien reclamó al prisionero como suyo, ordenó su muerte el 31 de enero de 1815, dentro de grandes vejaciones fue trasladado a la Plaza Mayor de Tucupido donde fue fusilado. Al pie de un árbol a escasos metros de la mencionada plaza su cuerpo fue desmembrado, la cabeza frita en aceite fue enviada a Caracas, donde cubierta con el gorro frigio que solía usar Ribas, la colocaron como escarmiento en la Puerta de Caracas del camino de los españoles, sus brazos y piernas colocadas en los cuatro puntos cardinales del pueblo en represalia a los patriotas de la zona.
El 19 de septiembre de 1775 nació en Caracas José Félix Ribas. Su familia era de las más distinguidas en la Caracas Colonial y también de las más numerosas, pues sus padres tuvieron once hijos, siendo el onceavo Ribas. Recibió buena educación, incluso fue alumno del Seminario.
Se dedicó luego a labores agrícolas. Casado con María Josefa Palacios, tía de Simón Bolívar.
Fue de los más apasionados partidarios de la revolución y uno de los primeros en la prédica y en el ejemplo. Vale decir, uno de los principales próceres de la Independencia. Tuvo un alma eminentemente republicana.
Toma parte en la conspiración de 1808, procesado, declara que iba a la cuadra de los Bolívar "a divertirse". En efecto hubiésele podido creer, pues era conocida su pasión por el juego, pero mayor era su afán libertador; bajo aquel pretexto, allí se congregaban muchos criollos con la finalidad de preparar un plan de Independencia.
Llegado el 19 de abril, "En este día solemne, José Félix Ribas se multiplicó por calles y cuarteles, animando en medio de la muchedumbre incierta, venciendo resistencias tímidas, pero embarazosas, esforzando a los débiles, llenando los pechos de su osadía y entusiasmo".
Su actividad y reconocido patriotismo lo llevan al Ayuntamiento. El 25 de abril es miembro del Gobierno Provisorio.
Recibe el nombramiento de Coronel del Batallón "Barlovento". Adquiere un raro ascendiente sobre la población y se convierte en uno de los primeros defensores y representantes de la clase de "pardos".
Ribas había escrito a Miranda en los años de 1808 y 1809; cuando éste llega a Venezuela le presta apoyo decidido; forma, en la Sociedad Patriótica, en el grupo que se distinguió por ideas de Independencia inmediata; grupo de exaltados según algunos, de individuos conscientes de la realidad según otros. Grupo cuya influencia creció rápidamente y se ejerció sobre el pueblo y el Congreso. Al decir de uno de sus miembros, la Sociedad era "alta montaña de la santa demagogia"…
Todas estas circunstancias hacen de Ribas un hombre sospechoso al Gobierno; durante casi tres años no recibe cargo correspondiente a sus méritos y aptitudes, y cuando llegan a Caracas noticias de las ejecuciones en Quito, la familia Ribas organiza la protesta y a poco la Junta expulsa a Ribas por su participación en dichas manifestaciones. Digamos de paso que 14 miembros de esta familia morirán por la República.
Cinco meses dura el destierro y cuando regresa, lo hace con renovados bríos. En la dictadura de Miranda, ejerció por poco tiempo la Gobernación de Caracas, cargo en el cual sería sustituido, de orden del mismo Miranda por el más tarde muy conocido Quero.
Recibió encargo de fortificar y defender el Portachuelo de Guaica. Capitulado Miranda, Ribas sale del país gracias a un pasaporte extendido por su pariente Monteverde (4 de agosto de 1812), y permanece algunos meses en Curazao. Pasa después a Cartagena; hace la campaña de Santa Marta con Bolívar. Fue el jefe de vanguardia en la marcha sobre Cúcuta y el 28 de febrero de 1813, decide la acción dada contra los realistas.
Fue comisionado por Bolívar para pedir al Gobierno de la Unión y al General Nariño, auxilios y "la orden para continuar nuestra marcha victoriosa"…
El 18 de marzo el Ejecutivo granadino envió las órdenes, pero con la absurda limitación de someter las decisiones a voto de Consejo de Guerra. Situación aprovechada por Castillo para obstaculizar la marcha de Bolívar.
Ribas recibió del Gobierno de Bogotá 150 hombres y algunos elementos de guerra y organizada la expedición, fue nombrado jefe de la columna de retaguardia.
El 20 de junio, Bolívar ordena a Ribas apresurar la marcha y reunirse con Girardot en Boconó. Como se creía en la posibilidad de una incursión realista, proveniente de Barinas, Bolívar proyectó interceptarlos cayendo sobre ellos con las tropas de Ribas que todavía no habían salido de Mérida (21 de junio de 1813).
Desvirtuada la información, desiste Bolívar y marcha con la vanguardia(Girardot) el 26 de junio. El 27 estaba en Boconó.
En tanto Ribas, por Las Piedras, bajó a Santo Domingo y por el Norte buscó el río Burate para salir luego a Niquitao y Boconó, a donde llegó el día 30. Siguió sin detenerse, hasta la Boca del Monte donde se reunió con Urdaneta. Bolívar, a su vez, había llegado a Biscucuy.
Conoce Ribas de la marcha de un destacamento realista al mando de José Martí, por la vía de Calderas hacia Niquitao. Retrograda para darle combate. El 1º de julio llega a Niquitao (13 leguas de marcha); el 2 está frente a los españoles en La Vega. Estos disponían de unos 800 hombres, Ribas de 400 … Rechazando el enemigo, trató de resistir apoyándose en un terreno quebrado y peñascoso; Ribas continúa el combate y hace subir la caballería patriota sobre unas alturas dominantes de la retaguardia realista. Apoyada esta acción por ataque frontal, las filas españolas ceden y se dispersan. Tal fue el combate de Niquitao. Ribas tomó 450 prisioneros y gran cantidad de armas y municiones.
Bolívar había seguido en rápida marcha hacia Guanare, donde batió a Olmedilla. Entró en la ciudad el 1º de julio de 1813. Allí lo alcanzó Girardot con el resto de las tropas. Desde Guanare informó a Ribas del avance de Martí, y si lo ha batido le ordena venir a Guanare velozmente. En caso de derrota debía buscar salir por el mismo itinerario tomado por Bolívar (Boconó-Guanare).
La marcha retrógrada de Ribas y su combate contra Martí han sido grandemente criticados, pues era más importante apresurar la reunión.
Vencedor Ribas en combate bastante desigual (efectivos, posición), debe atribuirse el triunfo a su confianza en la victoria y a su inaudito coraje, sin olvidar el movimiento acertado de la caballería sobre la espalda realista, factor determinante de la huida.
La suerte, decían los antiguos, acompaña a los audaces; en este caso la audacia se acompañó de buen tino y ardor combativo.
Bolívar continuó su marcha sobre Barinas, la cual fue abandonada por los españoles al saber de su derrota en Niquitao; (5 de julio de 1813) Bolívar lanza a Girardot sobre Tízcar quien al dejar Barinas había abandonado artillería y cinco escuadrones de lanceros.
El 9 de julio, había ordenado a Ribas batir una columna enemiga fuerte de unos 500 hombres al mando del Gobernador Fuentes y de otro Jefe de apellido Cañas, en El Tocuyo; el 17, ya informado de la retirada enemiga, le ordena seguir sobre Araure "por el camino más corto". En Araure podría tropezar con el Comandante Oberto y debería destruirlo. Luego se le reunirán Urdaneta y Girardot.
El 18 de julio, Ribas está en El Tocuyo; el 20 se mueve contra las fuerzas de Fuentes y Cañas, quienes se retiraron. En tanto, Oberto retrocedió a Barquisimeto donde reunió fuerzas procedentes de Coro y las de Fuentes y Cañas. En total unos 800 hombres de a pie y 100 jinetes. Tenía cuatro piezas de artillería.
Ribas no esperó a Urdaneta y Girardot; conocedor del movimiento realista, los buscó por la vía de Barquisimeto, para encontrarlos en Los Horcones el 22 de julio de 1813. Ribas disponía de 500 infantes y 100 de a caballo. Empeña la acción y luego de dos intentos rechazados, al tercero los corta y derrota totalmente. Con 50 jinetes los persigue. Entró en Barquisimeto el mismo 22, donde reorganizó su gente.
Ribas al seguir a Oberto desobedecía a Bolívar quien le había impuesto marchar por el camino más corto a la reunión. Su carácter impetuoso le hizo aprovechar el ascendiente tomado sobre el enemigo y la voluntad combativa de sus tropas.
Urdaneta había llegado el 20 a Araure y siguió tras de Ribas; el 23 supo el éxito de éste y contramarchó para unirse a Girardot.
Marcha Ribas por San Carlos (que había sido desocupada el 2 de agosto por Izquierdo) buscando reunirse con Bolívar (quien el 31 en Taguanés deshizo al mismo Izquierdo), en la ciudad de Valencia. Es nombrado Comandante de San Carlos. Debe aclararse que no consta la presencia de Ribas ni de alguna de sus unidades a la orden de Bolívar en Taguanés.
El 7 de agosto, Bolívar culmina su "Campaña Admirable" al entrar en Caracas, abandonada por el Gobernador Fierro a pesar de la Capitulación muy honorable concedida por el Libertador.
De san Carlos, Ribas pasa a Caracas donde asume la Gobernación de la Provincia. En estas funciones recibe el aviso del posible arribo a La Guaira de una expedición española. Se trataba de la fragata "Venganza" (40 cañones), una goleta y 6 transportes en los cuales viajaba el Regimiento de Granada (unas 1.200 plazas) al mando del Coronel Salomón.
Ribas procedió a preparar una celada con el objeto de capturarla u ocasionarle grandes daños. Al efecto, vistiéronse las tropas con uniforme español y se izaron las banderas españolas en las fortalezas.
El 13 de septiembre, una lancha al mando de Don Ignacio Marimón vino a tierra, donde Ribas había hecho sacar de prisiones al Coronel Francisco Mármol y a otros prisioneros y bajo grandes amenazas los obligó a recibir a sus paisanos.
El segundo de Marimón, Alférez Begoña ordenó desde la lancha algunas señales convenidas y la escuadra fondeó a las 3 ¼ p.m. Repentinamente, desde las fortificaciones abrieron fuego contra barcos. Estos cortaron anclas y favorecidos por una súbita racha de viento hiciéronse a la mar, salvándose de la celada. El fuego le ocasionó daños, pero Salomón pudo llegar a Puerto Cabello, por lo cual los patriotas se vieron obligados a levantar el sitio.
No es conocida la causa de la alarma y de los fuegos. Créese por algunos en imprudencia de Ribas, quien no pudo dominar su impaciencia y Marimón ordenó a su gente resistir produciéndose disparos en la lancha y la alarma general y fuegos. En este caso, grande daño hizo a la causa republicana.
Otros refieren que Marimón vio lágrimas en los ojos de Mármol y optó por sacrificarse y dar la señal de alarma; salvó así la escuadra. Pero el buen viento y el poco efecto de los tiros (no se hundió ningún transporte) ayudaron a realizar el escape. El 16 llegó la Escuadra a Puerto Cabello.
Ribas en previsión de un posible desembarco movió sus tropas y se instaló hacia Maiquetía. En su calidad de Gobernador extremó las medidas de seguridad, redujo a prisión los sospechosos y sometió a la ciudadanía a frecuentes alarmas para verificar sus aprestos defensivos y mantener el espíritu.
El Coronel Salomón, con la idea de ocupar Valencia y amenazar la vía de Caracas y la espalda de Bolívar salió de Puerto Cabello, pero su lentitud permitió a Bolívar llegar a Valencia. Y las medidas de concentración tomadas por él, llamando a Ribas: "Haga venir a San Carlos a marchas forzadas cuanta tropa se pueda de La Guaira, Caracas y Valles de Aragua"…bastaron para cortar ese avance.
En efecto, Salomón siguió a Patanemo y el 22 de noviembre se instaló en los cerros de Vigirima amenazando bajar al valle.
Ribas se presentó en Guacara obedeciendo al llamado de Bolívar, con 500 soldados de infantería, muchos de ellos estudiantes y 200 jinetes al mando del excéntrico Coto Paúl; reunido al Libertador, a la gente de D’Elhuyar y a las tropas de Gogorza y Villapol, sumarían 2.000 infantes y 300 caballos. El 23 D’Elhuyar empieza el combate sobre la izquierda mientras Ribas ataca el centro; la pelea se generaliza pero sin resultados efectivos. Salomón no se mueve de su posición. Al siguiente día los patriotas emprenden una serie de reconocimientos por el fuego, que se convierten en fuego de línea infructuoso y que el Libertador hace cesar.
El 25 a los doce del día se reanuda el combate. D’Elhuyar consigue forzar la izquierda realista, mientras que Ribas y Bolívar atacaron el centro. En la tarde habían desalojado a Salomón quien se retiró hacia Puerto Cabello. Las tropas colecticias del Caracas, compuestas por estudiantes, agricultores, gentes de toda condición, animadas por el heroísmo de Ribas, quien en persona, con gravísimos riesgos para su vida los guió al combate, suben los riscos, soportan el fuego y llegan a las posiciones de Salomón sobre quien caen el arma blanca haciéndole huir.
Prácticamente la acción fue dada al comando de Ribas. Este se encargó del Ejército mientras Bolívar pasaba a Caracas, para inaugurar la Asamblea y tomar medidas políticas y civiles. Decide Ribas estrechar el sitio de Puerto Cabello y el ocho de enero de 1814 pudo apoderarse de algunas obras exteriores. Puente de Afuera y las baterías de San Luis y el Trincharen.
Sin más recursos, Ribas vuelve a Caracas de donde él sale con 800 hombres a disputar los Valles de Aragua al tirano Boves. Caracas amenazada desde el Tuy por Rosete y desde La Victoria por Boves, quedó al mando de Arismendi quien con drásticas medidas trató de limitar los efectos del avance realista.
Ribas llegó el 10 de febrero de 1814 a La Victoria, espantando a los guerrilleros realistas que la ocupaban. De inmediato procedió a fortificarse sumariamente. La población en su mayoría, temerosa de las crueldades de Boves y de la inminente lucha, había abandonado sus casas y marchado hacia Caracas. El 12, a las siete de la mañana se presentaron las tropas realistas y a las ocho se generalizó el combate.
Las tropas patriotas compuestas por seminaristas, voluntarios y todos los soldados que pudo sacar de La Guaira y Caracas, no pasaban de 1.500 hombres. Al comenzar los fuegos, Ribas recorrió la línea de defensa y las arengó: "No podemos optar entre vencer o morir, es necesario vencer"
Morales ejercía el comando realista por estar Boves herido; tenía unos 4.000 hombres, de ellos sólo 1.800 eran fusileros. El resto de lanceros. Su artillería, cuatro piezas.
Si algún Jefe ha estado a la altura de su misión, ninguno como Ribas en La Victoria; sobreponiéndose a todos los peligros, oponiéndose con el fuego o el arma blanca a los ataques enemigos, atacándolo a su vez, sin reposo ni cuartel, inutilizó la superioridad numérica enemiga con un sabio uso de la defensiva.
En la tarde, a las cuatro y media, una polvareda por el camino de San Mateo y la vacilación del enemigo, le anunciaron el arribo de refuerzos.
Dispuso Ribas una salida al mando de Mariano Montilla para ayudar a la entrada del destacamento auxiliar. Los gritos de "Campo Elías! Campo Elías!" en las filas españolas identificaron al Comandante de las tropas auxiliares y esparcieron en aquéllas, desasosiego, transformando por el choque en temor. A las cinco y media de la tarde, los realistas levantaron el cerco y en desorden se retiraron no sin abandonar algunas tropas cercadas por los independientes en las calles adyacentes a la plaza. Ribas ordenó a Montilla y a Campo Elías persiguieran a los desmoralizados realistas.
El 13 de febrero algunas tropas de Boves y de Morales amenazaron un retorno, pero fueron batidas en Pantanero por el incomparable Campo Elías.
Bolívar ascendió a Ribas al Generalato en Jefe y al hijo a Capitán (13-2-1814) En su proclama le tituló "Vencedor de los tiranos en La Victoria".
La Municipalidad de Caracas le acuerda una estatua, Ribas contesta: "La sangre de los caraqueños derramada en La Victoria y la protección visible de María Santísima de la Concepción fueron los que salvaron la Patria en aquel memorable día…" "Los mármoles y bronces no pueden jamás satisfacer el alma de un republicano".
Ribas había cumplido con honor, y de aquel tremendo combate que contribuyó poderosamente a levantar el espíritu de las tropas patriotas en vísperas de entendérselas con el grueso del ejército de Boves en San Mateo, pasó a otros: a defender su ciudad natal de la invasión de Rosete.
Con unos 2.000 hombres había penetrado por los Valles del Tuy aquel Jefe español, uno de los más miserables y feroces, el once de febrero de 1814 hizo una degollina en Ocumare del Tuy, no perdonó sexo ni edad, profanó el templo, en el cual se había refugiado parte de la inerme población, masacrada en presencia de altares y santos.
Rosete prosiguió su marcha con unos mil hombres y sin ánimos para atacar Caracas, quedose en Charallave. Ribas dejó en La Victoria una pequeña guarnición y luego de enviar auxilios a Bolívar, marchó a Caracas para seguir sobre Rosete; llevaba unos 700 hombres.
El 20 de febrero de 1814, a mediodía, destruyó en Potrerito una avanzada enemiga. A las dos de la tarde, con el grueso de sus tropas atacó las burdas fortificaciones de Rosete, fijándolo por el frente, mientras hacía pasar a través de unos camalotales, una columna, para atacarlo sobre la espalda. Una hora después, los realistas se derrotaron, dispersándose, luego de sufrir grandes bajas.
Desgraciadamente ni la situación ni sus fuerzas permitieron a Ribas una persecución exhaustiva. Boves decidió que Rosete insistiese sobre Caracas y al efecto le proporcionó nuevas tropas; sumadas a los efectivos escapados el 20 de febrero, constituyeron una fuerza de 3.000 hombres. Con ellos, de nuevo volvió Rosete. La situación de los patriotas era gravísima, sucedíanse los combates de San Mateo y creían los caraqueños que el Libertador no podría desprenderse de ningún cuerpo para socorrerlos. Ribas estaba enfermo de cuidado. Casi no habían tropas veteranas. Ante el peligro, se reunieron voluntarios y los efectivos disponibles, en todo unos 800 hombres con los cuales marchó Arismendi. Este cometió el error de atacar a Rosete en Ocumare sin explorar previamente los accesos; en los cacaotales Rosete había emboscado numerosa gente, la cual tomó de sorpresa a los patriotas y los destruyó. Escapó Arismendi con unos 200 hombres.
La derrota sumió a Caracas en el más grande terror. Pero Bolívar quien había sabido de Rosete, el 10 de marzo envió en socorro a Mariano Montilla con 400 hombres; estas tropas entraron a Caracas el 12, donde Ribas asumió la Jefatura y reuniendo los restos de la fuerza de Arismendi y voluntarios, pudo salir, llevado en una especie de litera, con unos mil hombres. (17 de marzo de 1814).
El 20 de marzo estaba frente a Rosete quien se había dispuesto en el pueblo de Ocumare, privándose de la buena utilización de sus jinetes y de poder actuar en fuerza. Había dispuesto otra vez partidas en los cacaotales. Ribas las hizo batir por Leandro Palacios, quien siguió sobre la izquierda de Rosete. En tanto, el Comandante Gogorza atacó la derecha. Ribas, en persona, llevó el ataque sobre el centro y en dos horas de pelea lo rompió e incendió las casas ocupadas por el enemigo.
La caballería realista fue interceptada al iniciar una carga por los jinetes. A poco lo españoles comenzaron a huir, declarándose luego en total derrota. Ribas los persiguió hasta Cúcuta, de donde regreso a Caracas a la cual entró en triunfo. Mariano Montilla y Leandro Palacios continuaron la persecución.
Serían éstos abnegados Oficiales quienes encontraron a la División de Bermúdez, ocupada en destruir el resto de Rosete. Con ello se juntarían los esfuerzos de Oriente y Occidente.
Ribas, el 19 de mayo de 1814, lleva 600 soldados de refuerzo a Bolívar y como Jefe de las reservas de combate en la primera Batalla de Carabobo. Del campo regresó a Caracas con una pequeña escolta.
La derrota de La Puerta significó la caída de la República en manos de Boves, el 15 de junio de 1814.
El 25 de junio de 1814, Ribas destruye en Las Cocuizas una avanzada realista y detiene su marcha de reconocimiento, permanece a la expectativa y regresa a Caracas de orden de Bolívar.
El 6 de julio, Bolívar y Ribas derrotan en Antímano a una columna realista. En la noche en una Junta de Guerra, sus amigos querían hacerlo nombrar Jefe Supremo… Moción que fue descartada y Bolívar de nuevo recibió el encargo de "salvar la Patria".
Decídese la emigración y más de 20.000 personas marcharon a Oriente en la esperanza de salvarse de Boves -7 de julio de 1814-. Ribas parece haberse opuesto al abandono de la capital y dicen que gritó a Bolívar: "Simón, Simón, deja reparar los males que has hecho!".
Derrotados los patriotas en Aragua de Barcelona, pierden la cohesión, la disciplina y hasta el principio del objetivo. !Cada uno o quiere mandar o ver por su vida!.
En Cumaná, Mariño convocó a reunión y se dispuso a partir por Güiria; las tropas que quedaban, al mando de Ribas salieron para Cariaco. Mariño había perdido el primer puesto de Oriente. ¡Y a Bolívar lo suplantaba su fogoso tío!.
De nuevo repitieron (ahora aumentado por la reunión realista) el error de lanzarse al combate sin unidad de mando, sin unidad de criterio, con una oficialidad desorientada por aquel continuo discutir y disminuidos en número.
El 5 de diciembre de 1814 se dio la batalla de Urica. Boves se ordenó en tres gruesas columnas y al llegar los patriotas avanzó sobre ellos; Bermúdez lo combate obligándolo a volver a su línea. A favor de este movimiento los patriotas se abrieron y marcharon sobre los españoles, quienes les hicieron un violento "fuego de cañón y fusilería". Ribas continuó su avance; a menos de un tiro de fusil ordenó fuego y lanzó sobre la derecha de Boves tres escuadrones escogidos y bien ejercitados, eran éstos los "Rompelíneas"; conducidos por Zaraza, Monagas y Barreto, cargaron con tal denuedo que rompieron y dispersaron a los realistas. Boves al ver el éxito de la carga patriota cargó a su vez con el centro; recibió un lanzazo y a poco murió. Pero su carga y el ataque de su ala izquierda rompieron el centro patriota y los envolvieron por la derecha. La infantería patriota pereció en el campo de batalla.
La caballería huyó después de haber peleado flojamente. La derrota de Urica significa el fin de la resistencia organizada en tierra firme; la República seguirá viva gracias al empeño de Páez, Cedeño, Zaraza y otros, que continuaron el combate en las más duras condiciones. Bermúdez y Ribas escaparon. Morales se hizo reconocer como Jefe de los realistas y marchó sobre Maturín donde el 10 de diciembre en la noche y el 11 en la mañana Ribas y Bermúdez le hicieron una resistencia tanto más heroica cuanto sólo tenían unos 450 hombres. Derrotados, huyeron. Ribas fue capturado por los realistas en compañía de un sobrino y de un criado. Los había delatado un esclavo de nombre Concepción González. El Justicia Mayor de Tucupido ordenó su muerte el 31 de Enero de 1815, dentro de grandes vejaciones. La cabeza frita en aceite fue enviada a Caracas, donde cubierta con el gorro frigio que solía usar Ribas, la colocaron en la Puerta de Caracas dentro de una jaula en el camino de la Guaira.
Dícese que Concepción González sobrevivió, huido en los montes, hasta comienzos de la Guerra Federal, cuando una guerrilla lo tropezó. El Jefe al reconocerlo dijo: ¡"ah caráa… Concepción… vamos a arreglar el asunto del General Ribas…! Y lo hizo ahorcar.
Ribas es Jefe, de aquellos muy escasos, capaces de infundir terror al enemigo, alientos a la población civil y de hacer que los soldados le crean. Con ello obtenía resultados donde otro hubiese perecido. Sus combates son acciones de pequeños efectivos y hoy es difícil juzgar sobre las maniobras efectuadas; pero en Urica, dispone una masa de caballería bien disciplinada y combativa y con ello hace romper la línea de Boves.
Pero, se ha lanzado a la batalla sin meditar que sus Jefes y soldados no son los caraqueños o aquellos héroes de la Campaña Admirable. No ha tenido tiempo de consolidar su autoridad, discutida, criticada, para algunos de los más importantes habida en forma de traición. Además, no conoce bien las aspiraciones de los Jefes y soldados orientales para quienes él es un Jefe de Occidente. Va pues a la batalla, sin cohesión y por ello se pierde.
La falta más grave es la de no haber sacrificado sus personales puntos de vista al objetivo: derrota del enemigo. Verdad es que Bermúdez era uno de los hombres más difíciles de su tiempo; Ribas no tuvo de los grandes jefes el poder de atraerlo, de persuasión, porque es posible que él, en esas circunstancias no hubiere bien definido su tarea.
La cualidad esencial de Ribas es su valentía, ésta le ayudaba en las decisiones arduas, pero no embotaba su razonamiento. Más desgraciadamente, ella le impulsaba a encontrar defectuosos los procedimientos ajenos y todo fracaso (¿y los suyos?) ajeno, parecíale criminal. Enamorado de la Patria llegó al extremo de quererla para él solo. Desconoce a Bolívar. Cree necesario probar otra fortuna, cuando ésta era únicamente cuestión de unidad.
Al hacerlo y precisamente cuando las derrotas y las fatigas de la emigración habían hecho surgir odios, desgano y temores, se hace responsable de la pérdida de un Ejército que hubiese podido mantener a Venezuela viva en el Oriente. También, es cierto, paga su error con la vida. Una vida todavía prometedora, más, al morir, cumple la promesa hecha al Cabildo caraqueño.
Para el Jefe y para el soldado será ejemplo de coraje y capacidad de sacrificio; y para todos los venezolanos, ejemplo del más puro republicanismo.