El 9 de agosto de 1945, el gobierno de Estados Unidos decidió lanzar una segunda bomba sobre el territorio japonés: esta vez era el turno de Nagasaki, localidad portuaria del sudoeste del país del sol naciente.
Durante la mañana de ese día jueves, el Bock’s Car, un solitario bombardero B-29 de la fuerza aérea estadounidense, dejó caer sobre Nagasaki un proyectil atómico equivalente en potencia explosiva a 22 mil toneladas de dinamita.
Pocos segundos después y a unos 500 metros antes de tocar suelo, la gran nube mortal del hongo atómico se dejó ver a cientos de kilómetros. Su terrible y a unos 500 metros antes de tocar suelo, la gran nube mortal del hongo consecuencia fue que alrededor de 150.000 personas, de las 275.000 que habitaban la ciudad, murieron inmediatamente o quedaron gravemente lesionadas. Por su parte, la infraestructura de la ciudad de Nagasaki quedó con más del 40% en estado de destrucción, pues buena parte de sus construcciones no pudieron resistir la presión que se generó bajo el manto radiactivo de la bomba.
Se afirma que la explosion produjo la mayor matanza simultánea de seres humanos de la Historia de la Humanidad.
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