TAL DIA COMO HOY, NACIO VINICIO ADAMES EN BARQUISIMETO.
José Vinicio Adames Piñero (Barquisimeto, Lara, 1 de marzo de 1927 - Islas Azores, Portugal, 3 de septiembre de 1976) fue un músico y director de coro y orquesta venezolano. Ingresó a la Academia de Música Santa Cecilia, donde estudió piano y vocalización.
En el Bachillerato (1948) fundó el Conjunto Coral Lisandro Alvarado. Luego de graduarse, viajó a Caracas para estudiar odontología en la Universidad Central de Venezuela, donde se convierte en solista del Orfeon Universitario.
En 1965, logró que el Orfeón Universitario participara en el Primer Festival Mundial de Coros Universitarios, llevado a cabo en el Lincoln Center de Nueva York. Dos años más tarde, el Gobierno norteamericano le dio una beca para hacer un curso de dirección con Robert Shaw en la Universidad de Oakland, Míchigan.
Muere el 3 de septiembre de 1976, junto con los miembros del Orfeón Universitario, cuando el avión en el que viajaban hacia Barcelona para realizar una actuación se estrelló en el Aeropuerto de Lajes, de las Islas Azores.
Durante su carrera fue director de diversos coros y orfeones a nivel nacional, además, luego de su muerte, se crearon y renombraron diversos coros en su honor.
De una familia musical venía, indudablemente, José Vinicio Adames Pineda. El talentoso músico venezolano que junto al Orfeón Universitario desapreció trágicamente en 1976. Su frondosa genealogía musical sitúa a sus antecesores en el núcleo originario de la Orquesta Mavare, una tradicional agrupación musical muy conocida por el gentilicio larense de finales del siglo XIX. Teodocio Adames, el abuelo, Juan Ramón Adames, su padre, Luís Adames, tío y Teodocio Adames también tío, fueron en efecto sus fundadores.
Vinicio Adames nació en la ciudad de Barquisimeto el 1 de marzo de 1927. Sus padres, Ana Jacinta Pineda y Juan Ramón Adames, le ofrecieron una esmerada educación con bases musicales pero, fue en casa de sus abuelos Antonia y Teodocio donde fortaleció su talento. A los siete años ya Vinicio comienza a cantar y el abuelo le regala primero una armónica, luego un acordeón y después un piano. Estudió la primaria en la escuela Riera Aguinagalde de Barquisimeto y el bachillerato en el Liceo Lisandro Alvarado. Con sus compañeros de clase solía cantar en las calles de su ciudad natal. Ya por esos años su dedicación a la música era apasionada y estudiaba con tres grande maestros del estado Lara: Doralisa Jiménez de Medina, Franco Medina y Napoleón Sánchez Duque. “Pero él era un puro sonido, una pura notación musical «tenía como un pájaro en el pecho» decían sus compañeros, y a lo mejor era un jilguero o un canario. Lo cierto es que había nacido para cantar, y lo hacia en cualquier parte con una vocación irresistible que lo llevaba de sitio en sitio en la ciudad, pequeña y poética, donde todo el mundo carga una guitarra o simplemente silba con dulce entonación”.1 Tanto destacaban en Vinicio sus grandes dotes vocales y musicales que, en mayo de 1948, cuando apenas tenía 14 años de edad, funda el Conjunto Coral Lisandro Alvarado comenzando su nombre a conocerse por toda la comarca. Más tarde, en 1951, forma junto con sus hermanas Yolanda y Shirley, y en el piano René Rojas, el trío “Tres voces y un piano”, un grupo que se presenta en múltiples ocasiones en programas radiales y de televisión. El programa de TV llevaba el mismo nombre y Vinicio alcanza una popularidad instantánea. Sus hermanas que, para ese entonces formaban parte del Orfeón Miranda de Los Teques, van introduciendo a Vinicio al mundo coral capitalino. En las idas y venidas de Barquisimeto a Caracas, el joven va compenetrándose con lo que sería de inmediato su futuro.
Cuando en 1952 Vinicio obtiene su título de Bachiller, se traslada a Caracas con la intención de cursar Odontología en la Universidad Central de Venezuela. Y así lo hizo. Pero antes dedica un buen espacio de su tiempo a trabajar en el Orfeón Miranda de Los Teques donde dirige 30 conciertos, además de crear el coro de la Escuela Normal Eulalia Buroz de Los Teques. Ahora comenzaba sus estudios formales en esa Facultad al mismo tiempo que su carrera dentro del Orfeón Universitario, para ese momento dirigido por el maestro Antonio Estévez, de quien aprendería dirección coral. En poco tiempo su voz de tenor se distingue de entre todas las voces del Orfeón y se gana el puesto de solista e instructor de cuerdas. Pero por otro lado, pronto se da cuenta que la odontología no es su pasión y la abandona siguiendo la carrera de economía que tiempo después también la deja. Mientras tanto sigue con su vocación y comienza a tomar clases de canto con Alfredo Hollander, y de teoría y solfeo con Inocente Carreño en la Escuela Superior de Música.
En julio de 1954 el Orfeón Universitario sufrió una reorganización y Vinicio Adames queda encargado de su dirección por más de tres décadas. El 14 de agosto de ese año dio su primero concierto, el inicio de una sucesión de más de 2000 excelentes presentaciones en Venezuela, Estados Unidos y Europa.
En cuanto a la Universidad, Adames termina dejando la carrera de Economía e ingresa en Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, de donde finalmente en 1958 egresa con el título de Licenciado en Estudios Internacionales. En Caracas, se casa con Romelia Mujica Marcano, compañera de aulas universitarias y de cuya unión nacen sus tres hijos José Vinicio, Juan Manuel y Andreína.
En 1965 logra que el Orfeón Universitario participe en el Primer Festival Mundial de Coros Universitarios, llevado a cabo en el Lincoln Center de Nueva York. Dos años más tarde, el Gobierno norteamericano le dio una beca para hacer un curso de dirección con Robert Shaw en la Universidad de Oakland, Michigan.
La vida de Adames se torna muy activa y los años siguientes trabajó incansablemente en su pasión. Dirigió la Orquesta de Cámara de la Universidad Central de Venezuela, la Orquesta de Cámara de la Universidad de Carabobo, la Orquesta Sinfónica de Panamá, la Orquesta de Cámara Metropolitana de Caracas, la Coral Shell, la Coral del Seguro Social, de la Escuela Industrial, del Instituto Antonio José de Sucre y el Grupo Coral Metropolitano que fundó en 1969. La Coral del Banco Central de Venezuela, que posteriormente recibió el nombre de Orfeón Vinicio Adames, también estuvo a su cargo. Con esta agrupación grabó un disco de música popular y folklórica venezolana en 1973. Además de crear, durante su vida profesional un buen número de conjuntos artísticos en el Instituto Pedagógico de Caracas, componer muchas piezas para corales y hacer arreglos de música venezolana.
José Vinicio Adames Pineda, después de toda una vida dedicada a la música, muere trágicamente el 3 de septiembre de 1976 a sus 49 años, junto a los demás integrantes del Orfeón Universitario, cuando se desplazaban en un avión de la Fuerza Aérea Venezolana para asistir como invitados a el Festival Internacional del Canto Coral a iniciarse el 4 de septiembre de ese mismo año en Barcelona, España.
Según se cuenta, un 3 de septiembre de 1976, el avión C-130 “Hércules” de la Fuerza Aérea Venezolana que transportaba a los integrantes del Orfeón Universitario y a su director, el maestro Vinicio Adames, se estrelló a 200 mts de la pista de Lages en la isla Texeira, una de las nueve Azores que integran el Archipiélago portugués de las Azores, en pleno Océano Atlántico, causando la muerte de sus 68 tripulantes.
“La periodista Mariadela Linares, manifestó su sentir sobre lo sucedido, a través del siguiente escrito que a continuación reproducimos, el cual, a pesar de haber sido escrito en el 2006, aún tiene plena vigencia.
Orfeón UCV 76
Treinta años (en el 2006) han transcurrido desde aquella noche trágica cuando una tormenta nos arrebató de pronto la alegría de vivir. Un huracán acabó en un instante con los proyectos y las ilusiones de 53 jóvenes que iban a representarnos en un Festival de Canto Coral que habría de celebrarse en Barcelona, España.
Más allá de la tristeza y del eterno dolor que nos acompaña desde entonces, una rabia infinita no ha terminado de desalojarnos el alma. Está allí enquistada y cubierta de impotencia ante la injusticia de un hecho que, si bien fue un accidente como tantos que ocurren, ha podido evitarse si las autoridades universitarias y las del país en general, hubieran prestado mayor atención a la solicitud de transporte que durante meses bregó Vinicio Adames para llevar a su muchachera a España.
En la Venezuela Saudita de 1976, la entonces aerolínea bandera Viasa negó sus asientos a una muchedumbre cantora que no tenía con qué pagar. Otro tanto sucedió con ministerios y entes que denegaron su auxilio hasta que, a última hora, la Fuerza Aérea prestó un avión de carga, no preparado para recibir tan hermosos pasajeros. Improvisados tablones sirvieron de asiento a los orfeonistas para un viaje que se suponía sería de más de 20 horas. Unas cortinas plásticas rodeaban el excusado que les serviría de baño. Aún en esas condiciones, los jóvenes se embarcaron contentos y deseosos de llegar a su cita con la historia.
En las Azores funciona una base norteamericana. Hasta allá llegaron en medio de una terrible tormenta que azotaba el océano. Como suele suceder en estos casos, la responsabilidad recayó sobre el piloto muerto; sin embargo, supimos de un informe que revelaba la impericia del militar estadounidense que se encontraba en la torre de control al momento del accidente. Nada de ello se hizo público. Nunca supimos la verdad de lo que ocurrió.
Mi hermana mayor, mi otra madre, iba en ese vuelo. Y con ella, los amigos, invalorables compañeros de andanzas musicales. Difícil, muy difícil, describir el dolor y la impotencia que aprisiona el pecho cada vez que el recuerdo emerge y siempre que, como hoy, volvemos a escuchar aquellas queridas voces entonando su "canto infinito de paz". Dios los bendiga". 2
Actualmente, el Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela lleva su nombre; igualmente en Barquisimeto, se celebra anualmente un Festival Internacional de Coros que también lleva su nombre.
José Vinicio Adames Piñero (Barquisimeto, Lara, 1 de marzo de 1927 - Islas Azores, Portugal, 3 de septiembre de 1976) fue un músico y director de coro y orquesta venezolano. Ingresó a la Academia de Música Santa Cecilia, donde estudió piano y vocalización.
En el Bachillerato (1948) fundó el Conjunto Coral Lisandro Alvarado. Luego de graduarse, viajó a Caracas para estudiar odontología en la Universidad Central de Venezuela, donde se convierte en solista del Orfeon Universitario.
En 1965, logró que el Orfeón Universitario participara en el Primer Festival Mundial de Coros Universitarios, llevado a cabo en el Lincoln Center de Nueva York. Dos años más tarde, el Gobierno norteamericano le dio una beca para hacer un curso de dirección con Robert Shaw en la Universidad de Oakland, Míchigan.
Muere el 3 de septiembre de 1976, junto con los miembros del Orfeón Universitario, cuando el avión en el que viajaban hacia Barcelona para realizar una actuación se estrelló en el Aeropuerto de Lajes, de las Islas Azores.
Durante su carrera fue director de diversos coros y orfeones a nivel nacional, además, luego de su muerte, se crearon y renombraron diversos coros en su honor.
De una familia musical venía, indudablemente, José Vinicio Adames Pineda. El talentoso músico venezolano que junto al Orfeón Universitario desapreció trágicamente en 1976. Su frondosa genealogía musical sitúa a sus antecesores en el núcleo originario de la Orquesta Mavare, una tradicional agrupación musical muy conocida por el gentilicio larense de finales del siglo XIX. Teodocio Adames, el abuelo, Juan Ramón Adames, su padre, Luís Adames, tío y Teodocio Adames también tío, fueron en efecto sus fundadores.
Vinicio Adames nació en la ciudad de Barquisimeto el 1 de marzo de 1927. Sus padres, Ana Jacinta Pineda y Juan Ramón Adames, le ofrecieron una esmerada educación con bases musicales pero, fue en casa de sus abuelos Antonia y Teodocio donde fortaleció su talento. A los siete años ya Vinicio comienza a cantar y el abuelo le regala primero una armónica, luego un acordeón y después un piano. Estudió la primaria en la escuela Riera Aguinagalde de Barquisimeto y el bachillerato en el Liceo Lisandro Alvarado. Con sus compañeros de clase solía cantar en las calles de su ciudad natal. Ya por esos años su dedicación a la música era apasionada y estudiaba con tres grande maestros del estado Lara: Doralisa Jiménez de Medina, Franco Medina y Napoleón Sánchez Duque. “Pero él era un puro sonido, una pura notación musical «tenía como un pájaro en el pecho» decían sus compañeros, y a lo mejor era un jilguero o un canario. Lo cierto es que había nacido para cantar, y lo hacia en cualquier parte con una vocación irresistible que lo llevaba de sitio en sitio en la ciudad, pequeña y poética, donde todo el mundo carga una guitarra o simplemente silba con dulce entonación”.1 Tanto destacaban en Vinicio sus grandes dotes vocales y musicales que, en mayo de 1948, cuando apenas tenía 14 años de edad, funda el Conjunto Coral Lisandro Alvarado comenzando su nombre a conocerse por toda la comarca. Más tarde, en 1951, forma junto con sus hermanas Yolanda y Shirley, y en el piano René Rojas, el trío “Tres voces y un piano”, un grupo que se presenta en múltiples ocasiones en programas radiales y de televisión. El programa de TV llevaba el mismo nombre y Vinicio alcanza una popularidad instantánea. Sus hermanas que, para ese entonces formaban parte del Orfeón Miranda de Los Teques, van introduciendo a Vinicio al mundo coral capitalino. En las idas y venidas de Barquisimeto a Caracas, el joven va compenetrándose con lo que sería de inmediato su futuro.
Cuando en 1952 Vinicio obtiene su título de Bachiller, se traslada a Caracas con la intención de cursar Odontología en la Universidad Central de Venezuela. Y así lo hizo. Pero antes dedica un buen espacio de su tiempo a trabajar en el Orfeón Miranda de Los Teques donde dirige 30 conciertos, además de crear el coro de la Escuela Normal Eulalia Buroz de Los Teques. Ahora comenzaba sus estudios formales en esa Facultad al mismo tiempo que su carrera dentro del Orfeón Universitario, para ese momento dirigido por el maestro Antonio Estévez, de quien aprendería dirección coral. En poco tiempo su voz de tenor se distingue de entre todas las voces del Orfeón y se gana el puesto de solista e instructor de cuerdas. Pero por otro lado, pronto se da cuenta que la odontología no es su pasión y la abandona siguiendo la carrera de economía que tiempo después también la deja. Mientras tanto sigue con su vocación y comienza a tomar clases de canto con Alfredo Hollander, y de teoría y solfeo con Inocente Carreño en la Escuela Superior de Música.
En julio de 1954 el Orfeón Universitario sufrió una reorganización y Vinicio Adames queda encargado de su dirección por más de tres décadas. El 14 de agosto de ese año dio su primero concierto, el inicio de una sucesión de más de 2000 excelentes presentaciones en Venezuela, Estados Unidos y Europa.
En cuanto a la Universidad, Adames termina dejando la carrera de Economía e ingresa en Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, de donde finalmente en 1958 egresa con el título de Licenciado en Estudios Internacionales. En Caracas, se casa con Romelia Mujica Marcano, compañera de aulas universitarias y de cuya unión nacen sus tres hijos José Vinicio, Juan Manuel y Andreína.
En 1965 logra que el Orfeón Universitario participe en el Primer Festival Mundial de Coros Universitarios, llevado a cabo en el Lincoln Center de Nueva York. Dos años más tarde, el Gobierno norteamericano le dio una beca para hacer un curso de dirección con Robert Shaw en la Universidad de Oakland, Michigan.
La vida de Adames se torna muy activa y los años siguientes trabajó incansablemente en su pasión. Dirigió la Orquesta de Cámara de la Universidad Central de Venezuela, la Orquesta de Cámara de la Universidad de Carabobo, la Orquesta Sinfónica de Panamá, la Orquesta de Cámara Metropolitana de Caracas, la Coral Shell, la Coral del Seguro Social, de la Escuela Industrial, del Instituto Antonio José de Sucre y el Grupo Coral Metropolitano que fundó en 1969. La Coral del Banco Central de Venezuela, que posteriormente recibió el nombre de Orfeón Vinicio Adames, también estuvo a su cargo. Con esta agrupación grabó un disco de música popular y folklórica venezolana en 1973. Además de crear, durante su vida profesional un buen número de conjuntos artísticos en el Instituto Pedagógico de Caracas, componer muchas piezas para corales y hacer arreglos de música venezolana.
José Vinicio Adames Pineda, después de toda una vida dedicada a la música, muere trágicamente el 3 de septiembre de 1976 a sus 49 años, junto a los demás integrantes del Orfeón Universitario, cuando se desplazaban en un avión de la Fuerza Aérea Venezolana para asistir como invitados a el Festival Internacional del Canto Coral a iniciarse el 4 de septiembre de ese mismo año en Barcelona, España.
Según se cuenta, un 3 de septiembre de 1976, el avión C-130 “Hércules” de la Fuerza Aérea Venezolana que transportaba a los integrantes del Orfeón Universitario y a su director, el maestro Vinicio Adames, se estrelló a 200 mts de la pista de Lages en la isla Texeira, una de las nueve Azores que integran el Archipiélago portugués de las Azores, en pleno Océano Atlántico, causando la muerte de sus 68 tripulantes.
“La periodista Mariadela Linares, manifestó su sentir sobre lo sucedido, a través del siguiente escrito que a continuación reproducimos, el cual, a pesar de haber sido escrito en el 2006, aún tiene plena vigencia.
Orfeón UCV 76
Treinta años (en el 2006) han transcurrido desde aquella noche trágica cuando una tormenta nos arrebató de pronto la alegría de vivir. Un huracán acabó en un instante con los proyectos y las ilusiones de 53 jóvenes que iban a representarnos en un Festival de Canto Coral que habría de celebrarse en Barcelona, España.
Más allá de la tristeza y del eterno dolor que nos acompaña desde entonces, una rabia infinita no ha terminado de desalojarnos el alma. Está allí enquistada y cubierta de impotencia ante la injusticia de un hecho que, si bien fue un accidente como tantos que ocurren, ha podido evitarse si las autoridades universitarias y las del país en general, hubieran prestado mayor atención a la solicitud de transporte que durante meses bregó Vinicio Adames para llevar a su muchachera a España.
En la Venezuela Saudita de 1976, la entonces aerolínea bandera Viasa negó sus asientos a una muchedumbre cantora que no tenía con qué pagar. Otro tanto sucedió con ministerios y entes que denegaron su auxilio hasta que, a última hora, la Fuerza Aérea prestó un avión de carga, no preparado para recibir tan hermosos pasajeros. Improvisados tablones sirvieron de asiento a los orfeonistas para un viaje que se suponía sería de más de 20 horas. Unas cortinas plásticas rodeaban el excusado que les serviría de baño. Aún en esas condiciones, los jóvenes se embarcaron contentos y deseosos de llegar a su cita con la historia.
En las Azores funciona una base norteamericana. Hasta allá llegaron en medio de una terrible tormenta que azotaba el océano. Como suele suceder en estos casos, la responsabilidad recayó sobre el piloto muerto; sin embargo, supimos de un informe que revelaba la impericia del militar estadounidense que se encontraba en la torre de control al momento del accidente. Nada de ello se hizo público. Nunca supimos la verdad de lo que ocurrió.
Mi hermana mayor, mi otra madre, iba en ese vuelo. Y con ella, los amigos, invalorables compañeros de andanzas musicales. Difícil, muy difícil, describir el dolor y la impotencia que aprisiona el pecho cada vez que el recuerdo emerge y siempre que, como hoy, volvemos a escuchar aquellas queridas voces entonando su "canto infinito de paz". Dios los bendiga". 2
Actualmente, el Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela lleva su nombre; igualmente en Barquisimeto, se celebra anualmente un Festival Internacional de Coros que también lleva su nombre.
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