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domingo, 15 de septiembre de 2013

Víctor Lidio Jara Martínez, conocido como Víctor Jara.

Víctor Lidio Jara Martínez, conocido como Víctor Jara, fue un músico, cantautor, profesor, director de teatro, activista político y miembro del Partido Comunista de Chile. 

Entre 1956 y 1962 estudia Actuación y, posteriormente, Dirección en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Participa, como alumno, en diversas producciones de la Compañía del Instituto de Teatro de la misma Universidad, Ituch. En 1957, se integra al conjunto de Cantos y Danzas Folklóricas "Cuncumén", creado a raíz de unos cursos de temporada dictados por Margot Loyola

Tiene su primera experiencia en Dirección Teatral: dirige "Parecido a la Felicidad" de Alejandro Siveking. Viaja con la obra por Argentina, Uruguay, Venezuela y Cuba. En este mismo año graba para el sello Emi-Odeón, cantando como solista del "Cuncumén", dos villancicos que le fueran entregados por Violeta Parra. En 1960 asiste en la Dirección a Pedro de la Barra en el montaje de "La Viuda de Apablaza" de Germán Luco Cruchaga, para el Ituch. Posteriormente, dirige "La Mandrágora" . En 1961 y en calidad de Director Artístico del conjunto, viaja con el "Cuncumén" por Holanda, Francia, Unión Soviética, Checoeslovaquia, Polonia, Rumania y Bulgaria.

 Logra el Primer Premio en el "Primer Festival de la Nueva Canción Chilena" con el tema "Plegaria a un Labrador". Le invitan a viajar a Helsinki para cantar en un Mitin Mundial de Jóvenes por Vietnam que se realiza en la capital de Finlandia. El sello Dicap edita su Lp "Pongo en tus Manos Abiertas". En los años 1972 y 1973, compone la música de continuidad para Televisión Nacional de Chile

Toma parte, en 1973, de la campaña electoral parlamentaria, realizando conciertos en favor de los candidatos de la Unidad Popular. Dirige y participa como cantante en un ciclo de programas de televisión en contra de la Guerra Civil y Fascismo, acogiendo el llamado hecho, en ese sentido, por Pablo Neruda. Realiza un gira de conciertos en Perú, patrocinado por el Instituto Nacional de Cultura de Lima. Trabaja en la grabación de sus últimas composiciones para 2 Lps que no alcanzaron a ser editados. Graba el Lp "Canto por Travesura", recopilación del folklore picaresco de Chile, que no alcanzó a salir a la venta.

Jara compuso múltiples canciones inspiradas precisamente en causas sociales, aunque quizás la más famosa fue “Te recuerdo, Amanda”.Ahí narra del amor de Amanda y Manuel, una pareja de obreros que apenas tiene cinco minutos para verse, absorbidos por la vorágine laboral y un sistema explotador que le costó la vida al novio.El propio Jara contó que la idea le rondaba hacía un tiempo, tras conocer a una joven pareja de proletarios.

La dictadura censuró “Te recuerdo, Amanda” por su explícita crítica a las condiciones de vida del proletariado, y porque no daba la imagen de Chile que querían los militares.Pero sobre todo la prohibieron porque era de Jara, y Jara era, de cierta manera, Allende y lo que Allende representaba.

El 11 de septiembre de 1973 Jara parte hacia la Universidad Técnica del Estado, su lugar de trabajo, donde cantaría en la inauguración de una exposición, desde la cual se dirigiría al país el presidente Salvador Allende. Los militares rodean el recinto universitario ingresando en él el día siguiente, tomando detenidos a todos los profesores y alumnos que se encontraban en su interior. 
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Torturado y herido de muerte, a Jara le dieron las fuerzas para, moribundo y apaleado, garabatear sus estremecedores últimos versos: “Canto que mal que sales / Cuando tengo que cantar espanto / Espanto como el que vivo / Espanto como el que muero”.

"TE RECUERDO, AMANDA "

Te recuerdo, Amanda,
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha,
la lluvia en el pelo,
no importaba nada,
ibas a encontrarte con él,
con él, con él,
con él, con él.
Son cinco minutos,
la vida es eterna
en cinco minutos.
Suenan las sirenas,
de vuelta al trabajo,
y tu caminando
lo iluminas todo.
Los cinco minutos
te hacen florecer.
Te recuerdo, Amanda,
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha,
la lluvia en el pelo,
no importaba nada,
ibas a encontrarte con él,
con él, con él,
que partió a la sierra,
que nunca hizo nada,
que partió a la sierra,
y en cinco minutos
quedó destrozado.
Suena la sirena,
de vuelta al trabajo.
Muchos no volvieron.
Tampoco Manuel.
Te recuerdo, Amanda ...


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