El 3 de noviembre de 1918, los marineros de la
base naval de Kiel (Alemania), proclamaron el gobierno de los soviets
(consejos) y desconocieron el Gobierno central.
Las ciudades
del litoral, Brunsbuttel y Wilhelmshven, entre otras, se sumaron a la
insurrección y formaron sus “soviets de obreros y soldados”. En el
Ayuntamiento de Berlín, en el edificio del Reichstag (sede del
parlamento) y en la Puerta de Brandenburgo fue izada la bandera roja de
los soviets, en medio de mul
titudes de soldados y obreros, al grito de “¡Viva la nueva república socialista!”.
A pesar de estas victorias iniciales, la revolución soviética alemana,
intento de cambiar el curso de la historia de Europa, no pudo completar
su desarrollo debido a la traición de los dirigentes de derecha de la
socialdemocracia.
El día 10 de noviembre de 1918 se instaló en
Berlín el “Consejo de Gobierno de los Soviets de Obreros y Campesinos”
para convocar al Congreso de los Soviets de toda Alemania. En este
Congreso, la derecha socialdemócrata impuso el reconocimiento y la
entrega del poder al Gobierno central y convocar a elecciones generales.
Las elecciones generales fueron la muerte de la Revolución porque la
numerosa clase media alemana, llena de temores, votó a favor de la
burguesía. Por esta vía fue liquidada la revolución de los obreros y
campesinos alemanes.
El Gobierno central, en el cual
predominaban los representantes de la burguesía y la oficialidad
prusiana, ejerció sus poderes para sofocar la revolución de los soviets y
abrir paso al Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (partido nazi)