Tras la Conferencia, solo dos países africanos conservaron su independencia: Etiopía y Liberia. El Acta General, firmada por 14 naciones, contenía declaraciones, acuerdos y principios, así como las normas respecto a las más importantes cuestiones tratadas por las potencias colonialistas.
Los conflictos que se pretendían solucionar con la firma de la misma no hicieron sino agravarse, provocando unas tensiones territoriales, políticas y económicas que desembocaron en el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.
Esta conferencia supuso un
intento de atenuar por la vía diplomática
las diferencias que entrañaba la competencia
imperialista en dicho continente.
Tras la reunión subyacía
la pretensión del canciller Bismarck de
hacer de Alemania una potencia imperialista.
Alemania había llegado con retraso al reparto colonial
y deseaba ostentar una posición internacional acorde
a su potencial económico y político.
También fueron tratados otros
asuntos como el aseguramiento del Congo belga
bajo el dominio personal del rey Leopoldo II o la resolución
de las tensiones originadas por las coincidentes aspiraciones
de Francia y Gran Bretaña sobre Egipto.