Ante la sorpresa de la izquierda y los partidos comunistas del resto del mundo, los dirigentes soviéticos explicaron que se vieron en la necesidad de hacerlo porque las potencias occidentales se negaban a garantizar sus fronteras y buscaban un “arreglo” con Hitler para que éste dirigiera sus tropas contra Moscú.
Alemania firmó, a pesar del “Pacto Anticomunista” con Italia y Japón, para tener las manos libres e invadir a Polonia.
Los gobernantes de Polonia habían rehusado suscribir con la URSS un “Pacto de No Agresión y asistencia Mutua”. No pasaría mucho tiempo, sin que Alemania transitara por encima del pacto firmado en Moscú e invadiera a la Unión Soviética.
Desde el triunfo de la Revolución Soviética, toda la estrategia de las potencias occidentales estuvo dirigida a ahogar a los Soviets y restaurar el dominio de los viejos grupos capitalistas en el antiguo imperio de los Zares.
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