El territorio de Alaska se había convertido en una carga para la nación rusa, que veía en ella poca rentabilidad y, sobre todo, una fuente de problemas,pues defender la soberanía en un lugar tan remoto era casi misión imposible, especialmente por las condiciones climáticas, con la consiguiente dificultad para justificar un gasto militar para la defensa de un terreno baldío y sin interés por colonizar en una nación con enorme teritorio casi despoblado.
El secretario de estado de EE.UU. William Seward y el ministro ruso Eduard de Stoeckl negociaron un tratado en virtud del cual los Estados Unidos compraban el territorio de Alaska por 7,2 millones de dólares.
Como Alaska tenía casi 586.400 millas cuadradas, el costo era de sólo alrededor de dos centavos por acre. Finalmente, Alaska, resultó ser rico yacimiento en recursos naturales como madera, carbón, cobre, oro y petróleo, así como el salmón y las pieles.
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