En 1782, nace en la población de Mendoza,
estado Trujillo, Antonio Nicolás Briceño, abogado, coronel y prócer de
la Independencia.
Sus convicciones políticas le llevan a
establecer amistad con los caraqueños que comulgan con los principios
revolucionarios. Esto le hace participar en las conspiraciones de 1808 y
1810, sufre persecuciones, cárcel y confinamiento. Rebelde impenitente,
todo lo anterior no le impidió tomar parte en las jornadas que
siguieron al 19 de abril de 1810, viajando a Mérida y Trujillo con el fin de formar conciencia republicana.
Debido a su permanente actividad en pro de la Independencia resultó
electo al Congreso Constituyente de 1811 por Mérida siendo también uno
de los firmantes del Acta de la Independencia promulgada el 5 de julio
de 1811.
Mientras se desempeñaba como secretario interino del
Congreso y el 21 de marzo de 1812 fue elegido miembro suplente del
Ejecutivo Federal. Cuando Francisco de Miranda asume el mando como
Generalísimo, en 1812, Briceño se desempeña como fiscal militar llevando
a cabo su primera campaña militar al perseguir a Eusebio Antoñanzas y
luchar contra éste en Camatagua.
A raíz de la capitulación del
general Francisco de Miranda, Briceño emigra a Curazao, el 31 de julio
de 1812; luego se traslada a la Nueva Granada con el firme designio de
volver a Venezuela y librarla de la dominación realista.
En
1813 elabora un plan de acción en Cartagena que era una especie de
"Proclama de guerra a muerte" en contra de los realistas. Finalmente en
las montañas de San Camilo, es apresado por los españoles quienes lo
fusilan un 15 de junio de 1813, en la ciudad de Barinas. Su cabeza fue
exhibida en el camino hacia San Cristóbal, y su mano derecha la enviaron
a La Victoria.
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