En 1945, el líder de la Alemania nazi, Adolf Hitler, se suicida, a los cincuenta y seis años junto a su amante Eva Braun.
Lo
hace en su "bunker" subterráneo de Berlín, desde el que dirigiera las
operaciones bélicas mientras la ciudad era invadida por el Ejercito rojo
de la Unión Soviética, al término de la Segunda Guerra Mundial. Sus
restos fueron rociados con gasolina que quedaron parcialmente quemados.
El ejército rojo los exhumó para sepultarlos en el jardín de un cuartel
en la ciudad de Magdeburgo.
En 1955 los rusos confirmaron
inicialmente la muerte de Hitler, pero no se mostraron evidencias muy
sustanciales, salvo algunos detalles odontológicos, lo que confirmaba, a
pesar de todo, que los rusos tenían los cuerpos.
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