Mientras rodó documentales propagandísticos del régimen fascista de Benito Mussolini, secretamente filmó la vida en Roma durante los últimos días de la II Guerra Mundial. Este trabajo le dio fama mundial.
La tituló Roma, ciudad abierta (Roma, città aperta), y fue realizada con escasos medios y con la colaboración de los guionistas Sergio Amidei y Federico Fellini. Este título inauguró la corriente neorrealista en el cine, que se caracterizó por reflejar las vivencias contemporáneas del hombre de la calle.
Los escenarios fueron realistas, la utilización de la fotografía fue en blanco y negro, de grano grueso, y se emplearon actores no profesionales.
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