Sucre participó desde muy joven en la gesta emancipadora de Hispanoamérica. Su conducción en la Batalla de Ayacucho le valió el título de Gran Mariscal de Ayacucho siendo considerado por Bolívar ya que este quería que Sucre fuese su sucesor.
En pleno proceso de desintegración de la Gran Colombia fue enviado a Bogotá como delegado del Ecuador ante el Congreso allí reunido formando parte de la comisión encargada de negociar con el General Páez, alzado en armas.
A su regreso al Ecuador, en su paso por la Sierra de Berruecos, en el suroeste de la actual Colombia, cayó víctima de una emboscada, al parecer ordenada por José María Obando, jefe militar de la Provincia de Pasto.. Actualmente sus restos mortales reposan en la catedral de Quito.
El héroe cumanés compartía el ideal bolivariano de la suprema felicidad social e integración de los pueblos, que de alguna manera ejemplificó en Colombia, Bolivia y Ecuador.
En sus años de mandato, trabajó en la organización de la Hacienda Pública, promovió la libertad de los esclavos, el reparto de tierras a los indios y trabajó en pro de la educación y la cultura.
No cabe duda que ese legado que nos dejó el Gran Mariscal de Ayacucho es fuente de inspiración para la Revolución Bolivariana .
"Decirle Abel de América fue más que complaciente retórica. Era el convencimiento de que en Sucre se concretaba sinceridad y entrega por la causa revolucionaria"
"De Pichincha a Cumaná
Y de Cumaná a Pichincha,
se escucha cuando relincha
el potro del Mariscal.
Doscientos años después
vivo está su pensamiento
y el pueblo rebelde grita.
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