Desde muy joven militó en organizaciones de izquierda y conoció la cárcel, donde pasó una importante parte de su vida. Fue militante sucesivamente del Partido Comunista Mexicano, del Partido Popular y de la Liga Leninista Espartaco, organizaciones de las que fue expulsado debido a su heterodoxia.
Logró destacar tanto en novela como en cuento, poesía, guiones y el periodismo, en los cuales criticó a la sociedad y al sistema desde una perspectiva histórica, dialéctica y materialista.
En 1950 se desató una violenta crítica a sus obras Los días terrenales y El cuadrante de la soledad, despreciadas, según sus críticos, por su espíritu decadente y existencialista. “Para su momento, El cuadrante de la soledad (1950) resultó un verdadero éxito de público: llegó a las cien representaciones, hasta que el propio Revueltas la suspendió presionado, nuevamente, por la incomprensión de sus camaradas comunistas.
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