Fue fusilado por las tropas republicanas, en Querétaro, el Emperador de México Maximiliano I. Hijo de los Archiduques Francisco Carlos y Sofía, y hermano del Emperador de Austria-Hungría, recibió de Napoleón III la oferta de ocupar el trono mexicano, cuando Francia invadió México al no aceptar las garantías de pago de la deuda dadas por el Presidente Juárez.
Tras renunciar al trono austriaco, asumió la corona mexicana en mayo de 1864, y gobernó presionado por los intereses franceses,con el apoyo conservador y clerical.
Nunca llegó a ejercer un verdadero dominio sobre México, ya que su gobierno funcionaba solamente donde había guarniciones francesas, y al levantarse en armas los liberales, fue capturado y condenado a muerte por un consejo de Guerra en el Cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro el 19 de junio de 1867, junto con los generales conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía.
El Emperador de México, segundos antes de recibir las descargas del pelotón de fusilamiento (disparadas a un metro de distancia de su cuerpo), proclamó: "¡Mexicanos! Muero por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. Ojalá que mi sangre ponga fin para siempre a las desgracias de mi nueva patria. ¡Viva México!". Asimismo se dice que pagó a cada uno de los verdugos con una moneda de oro para que no se le disparase a la cara, así podría ser reconocido por su madre.
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