En 1899 asume la presidencia de nuestro país el General Cipriano Castro. Inicia el período que se conoce en la historia venezolana como el "Andinato" o "gobierno de los andinos". Castro fue un presidente de personalidad carismática con un profundo sentido nacionalista.
En su gestión trató de organizar la administración pública, modernizar el Ejército y unificar a Venezuela. Sus políticas nacionalistas fueron la causa de las agresiones que sufrió Venezuela a partir de 1902 por parte de las potencias imperialistas de la época. Pasó a la historia por el llamando que hizo al país a defender la soberanía nacional, ante el bloqueo de las costas venezolanas: La proclama decía. "La planta insolente del extranjero a profanado el sagrado suelo de la patria".
Una vez en la Presidencia, el gobierno
de Castro fue el puente entre la Venezuela feudal y el comienzo de la
modernidad. Estimuló el nacionalismo. Valientemente se enfrentó al
capital monopolista extranjero y consolidó la integración del territorio
nacional con la extirpación del caudillismo local. El pueblo venezolano
lo conoce como «El Cabito» traducción del «Petit Caporal» napoleónico.
Castro contribuyó a destacar lo nacional y a unificar un país plagado de
revoluciones.
Como Presidente, Cipriano Castro tuvo
que enfrentar una fuerte oposición política apoyada por intereses
transnacionales. Entre los principales conflictos en su gobierno,
destacan: el estallido de la Revolución Libertadora (1901-1903),
liderada por el banquero Manuel Antonio Matos y que contó con el apoyo
financiero de compañías extrajeras; el bloqueo de las costas venezolanas
por parte de las armadas de Inglaterra, Alemania e Italia (diciembre de
1902- febrero de 1903) que motivó la célebre proclama de Castro:
“Venezuela, la planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado
suelo de la Patria”.
En 1908, tras padecer una rara
enfermedad en el tracto urinario, Castro viaja a Alemania para someterse
a una operación quirúrgica. Durante su ausencia dejó encargado de la
Presidencia a su compadre y Vicepresidente de la República, Juan Vicente
Gómez, quien aprovecha la oportunidad para perpetrarle un golpe de
Estado con el apoyo de la Secretaría de Estado de los Estados Unidos y
de varias potencias extrajeras adversas al gobierno nacionalista de
Cipriano Castro, y para quienes este resultaba incomodo, pues en su
gobierno impulso una política exterior pugnaz, no subordinada a los
intereses de las potencias imperialistas, y enfilada contra EE.UU. en el
tramo de disputas con trusts y empresas como el New York and Bermudez
Company, justo cuando Ted Roosevelt, presidente de EE.UU., instauraba
una política de miedo en el Caribe y Centroamérica.
Castro jamás pudo regresar a Venezuela, y
durante el resto de su vida se mantuvo vigilado en el exilio por la
inteligencia Gomecista, la cual estaba permanentemente atenta ante cada
uno de sus movimientos.
Castro muere en Puerto Rico, el 5 de diciembre de 1924.
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