El 4 de febrero de 1992 representa para el pueblo progresista venezolano, la insurrección popular contra el neoliberalismo y sus prácticas capitalistas que estacaron a varias generaciones en la más absoluta miseria, mientras que los recursos de la nación eran devorados por intereses foráneos.
Fue así como el para entonces joven teniente Hugo Chávez Frías, se alzó contra la decadencia del sistema político puntofijista, representado por el presidente de la época, Carlos Andrés Pérez, asumiendo de manera valiente y pública, su responsabilidad con el célebre “por ahora”, frase que convirtió en la esperanza de los venezolanos
Desde entonces, este acto de patriotismo y gallardía fue declarado como Día de la Dignidad Nacional, al ser considerado como uno de los acontecimientos más trascendentales de la historia contemporánea de Venezuela solo comparable con las luchas independentistas del siglo 19, donde la nación obtuvo su emancipación del imperio español al mando de otro grande de la historia universal: el Libertador Simón Bolívar
El 4 de febrero, junto a la posterior insurgencia del 27 de noviembre de ese mismo año, marcó el punto más alto de las luchas sociales y políticas del período 1989-1993/ "Compañeros: lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados (…) vendrán nuevas situaciones”, aseguró el comandante Chávez.
El 4 de febrero de 1992 ocurrió una Insurrección Cívico-Militar que se desarrolló simultáneamente en las principales ciudades del centro-occidente del país. Además de los comandantes a cargo de las operaciones –Hugo Chávez, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Miguel Ortíz Contreras–, unos 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados, tomaron parte en el movimiento militar. Asimismo, grupos pequeños de civiles provenientes de distintas organizaciones de izquierda venezolanas participaron en la acción.
“El Comandante Chávez”, felicitó en los mejores términos a sus subordinados, reconoció la derrota "por ahora" del movimiento rebelde, asumió su responsabilidad en el alzamiento, se refirió a la posibilidad de “nuevas situaciones” para encaminar al país a un futuro mejor y entró en el imaginario colectivo presentando su insurgencia como bolivariana, es decir bajo los principios del Libertador Simón Bolívar.
"En primer lugar quiero dar los buenos días a todo el pueblo de Venezuela” (…) "Compañeros: lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital; es decir, nosotros aquí en Caracas no logramos controlar el poder” (…) "vendrán nuevas situaciones. El país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un camino mejor”.
De esta manera se convirtió, en pocos segundos, en el rostro y la voz más conocida de Venezuela en las dos décadas siguientes y quedó en evidencia que el "liderazgo" político y militar Puntofijista cometió uno de los errores políticos más importantes de la historia moderna de Venezuela.