Alienación
Es un complejo concepto filosófico por el que un sujeto se desposee o 
pierde algo de sí que se convierte en propiedad de otro. Para Marx el 
sujeto alienado es el trabajador al realizar tareas que no considera ni 
siente como suyas.
Comunismo
“Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad sin 
más, sino la abolición de la propiedad burguesa”. Propiedad entendida 
como “la última y más perfecta expresión de la creación y apropiación de
 productos basada en enfrentamientos de clases, en la explotación de 
unos por otros”. La sociedad comunista que imaginó Marx propugnaba no 
solo la abolición de la propiedad privada sino también la de las clases 
sociales y de la explotación. En ella, el hombre no es un instrumento de
 producción sino alguien realizado que ha dejado atrás todo tipo de 
alienación.  
Conciencia de clase
Es el requisito inicial para que se ponga en marcha la revolución, la 
mecha que ha de mover al proletariado bien informado, movilizado y con 
unos objetivos claros y definidos. En la concepción marxista, el 
proletario no solo es alguien explotado, sino alguien consciente de ser 
explotado y con deseos de acabar con esa situación. Gran parte de los 
esfuerzos de Marx se dedicaron a la concienciación del proletariado.
Humanismo marxista
Toda la concepción marxista gira alrededor del ser humano. En 
Manuscritos: economía y filosofía, Marx declara al hombre  “no solo ser 
natural, sino ser natural humano”. Al conjunto de relaciones biológicas 
que han dado lugar a los seres humanos, Marx añade la historia como “la 
verdadera historia natural del hombre”. 
    En ese contexto es donde se realiza la necesaria “conversión de la 
naturaleza en hombre”. Su característica esencial es la actividad, la 
producción de su propia vida y de la historia. El hombre se basta a sí 
mismo para estas tareas.  
Ideología
“Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, 
etc (...)”. Ese conjunto de representaciones e ideas forma la ideología y
 la tarea que Marx asigna al ser humano es la de desentrañar cuáles son 
esas ideas. Algo nada fácil ya que el hombre está siempre “condicionado 
por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el 
intercambio que a él corresponde”. 
Materialismo 
En la época de Marx, Alemania bebía de una tradición filosófica marcada 
por el idealismo de la que Kant y Hegel eran los máximos representantes.
 Frente a ellos, Marx erigirá su oda a la materia y dirá que lo único 
que existe es lo que puede explicarse en términos materiales y de 
movimiento. Existen dos tipos de materialismo:
El dialéctico en realidad, una concepción de Engels sostiene que 
el devenir de la realidad, sus cambios y transformaciones se rigen  por 
leyes de la dialéctica como la de la cantidad a la cualidad, la lucha de
 contrarios o la negación de la negación.
El histórico defiende una concepción de la realidad basada en la 
sucesión y alternancia entre los diversos métodos de producción. El 
verdadero motor de la historia no es la voluntad de los hombres ni de 
las sociedades, sino la economía y las conflictivas relaciones que esta 
provoca .
Marx nunca utilizó los términos “materialismo histórico” ni 
“dialéctico”. Tanto él como Engels prefirieron expresiones como “método 
dialéctico” o “teoría materialista de la historia”.
Plusvalía
Marx construye una teoría de la plusvalía a partir del acercamiento de 
Adam Smith y David Ricardo al concepto de valor. Todas las mercancías 
tienen un valor de uso que permite satisfacer necesidades y se mide en 
términos utilitarios y un valor de cambio que depende de las 
condiciones fluctuantes del mercado y se mide en términos monetarios. En
 el capitalismo, la fuerza del trabajo es una mercancía más con valores 
de uso y de cambio. El primero sería la capacidad de producir; el 
segundo, el salario.   Marx propugna la desaparición de la plusvalía y que el valor del objeto
 producido, bien directa o indirectamente, vuelva a su productor.



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