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miércoles, 4 de junio de 2014

Un día como hoy muere el Abel de América, Antonio José de Sucre


Sucre fue asesinado en en los caminos de Berruecos, tras una premeditada conspiración por parte de la oligarquía colombiana/ Foto: Cortesía
Antonio José de Sucre nació en Cumaná, Venezuela, el 3 de febrero de 1795 y murió en Berruecos, Colombia, el 4 de junio de 1830.
Fue un político, estadista y militar que llevó la hidalguía y el honor frente al vencido como un sello personal en cualquier campo de batalla.
Logró ganar el respeto y la admiración de argentinos, chilenos y peruanos. No tenía enemigos en Venezuela o en la Nueva Granada, por ello estaba destinado a ser el natural sucesor de Bolívar.
Se suma a la causa patriótica desde los sucesos del 19 de Abril de 1810. La Junta de Gobierno de Cumaná le asigna el cargo de Subteniente de las Milicias de Infantería.
En 1820, ante la intensificación de la guerra de independencia en América del Sur,es nombrado Comandante del Ejército del Sur, combatiendo en diferentes teatros bélicos que lo harían destacar como uno de los grandes estrategas militares de la historia universal: Pichincha, Junín y de la batalla que sella la independencia de la Suramérica, la de Ayacucho, que lo cubrirá de gloria y lo hará merecedor del título“Gran Mariscal de Ayacucho”conferido por el Congreso peruano.
Para esa batalla, Sucre tuvo el honor de dirigir un contingente integrado por oficiales y soldados originarios de Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá, Guatemala, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Curazao, Puerto Rico y México.
En 1823, es electo primer presidente de la nueva República de Bolivia. En 1829, es llamado por el gobierno de la Gran Colombia, para enfrentar la ofensiva peruana en el sur de Ecuador. Triunfa en la batalla de Tarquí, el 27 de febrero de 1829 y ofrece a los vencidos una capitulación que será ejemplo de humanización en el conflicto bélico.
En 1830, ante las circunstancias que arrojaron la secesión de la Gran Colombia el Congreso Admirable, reunido en Bogotá, le encarga una misión conciliadora para que neutralice esa situación separatista. El fracaso de esta gestión le ocasiona enconadas enemistades.    
Sucre opta por regresar a Quito para encontrarse con su familia. Durante el viaje es asesinado, un 4 de junio de 1830, en la montaña de Berruecos, situada al sur de Colombia. Con él mueren los sueños de ver a Suramérica como una confederación de Repúblicas. La noticia asesta un duro golpe al corazón delLibertador Simón Bolívar, quien se refiere a él como el Abel de América.

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