Presidente de la Junta del 25 de Mayo, Saavedra tuvo que enfrentar las alternativas de un clima político de sutilezas y argucias, de fervor revolucionario.
Después del golpe del 5 y 6 de Abril de 1811 (en el cual Saavedra creyó fortalecerse, apresurándose a separar a los elementos morenistas) abandonó Buenos Aires con rumbo a Salta, con el objeto de reorganizar el derrotado ejército del Desaguadero. Pero el viaje fue aprovechado por sus adversarios para asestara varios golpes: separado del gobierno y del ejército, se intentó confinarlo en San Juan, pero, alertado a tiempo, Saavedra cruzó la cordillera de los Andes por ignotos caminos, arribando a tierra chilena en compañía de su hijo Agustín, de 10 años de edad.
En 1814 decide volver a la patria, para no caer en manos españolas, pues los ejércitos reales amenazaban por entonces a Coquimbo. Y mientras vuelve a cruzar la cordillera, su esposa tramita en San Juan el ingreso de Saavedra, que es negado por el Teniente de Gobernador. Doña Saturnina apela al Gobernador Intendente de Cuyo, es decir a San Martín, quien accede a la solicitud.
Finalmente, Saavedra es enviado a Buenos Aires con escolta para hacer acto de presencia en el juicio que se lo había iniciado y tras la revolución del 15 de Abril de 1815, el Cabildo le devolvió su grado militar. De inmediato, sin embargo, al asumir Alvarez Thornas el cargo de Director suplente lo relega a Arrecifes. En 1818 obtuvo la rehabilitación, Desempañó varios cargos militares, aunque de escasa importancia, y en 1822 se le otorgó el retiro absoluto del ejército.
Murió el 29 de Marzo de 1829, y dos días después el diario "El Tiempo" se hizo eco del fallecimiento en escuetas líneas: "A las 8 de la noche del domingo murió repentinamente el Brigadier General Cornelio de Saavedra. Los buenos patriotas deben sentir su pérdida, por los servicios que aquel ciudadano ha prestado al país".
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