En 1867 Los Estados Unidos compran Alaska a Rusia por 7.2 millones de dólares.
La crisis económica por la que pasaba Rusia y el deseo de que Alaska no
cayera en manos británicas le impulsaron a vender el territorio a los
Norteamericanos, tras el fracaso en la Guerra de Crimea.
Aunque la compra recibió duras críticas en la Unión Americana,
finalmente se reveló como un ventajoso negocio al descubrirse oro en
Yukón, lo que provocó la primera gran inmigración en masas hacia esos
territorios.
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