Su gobierno se basó en dos grandes ejes: contener la presión que generaban los juicios a los comandantes militares y hacer frente a la profunda crisis económica que afectaba al país desde la década anterior.
Sin embargo, los intentos por controlar la inflación no dieron resultados y, en 1989, ante una ola de alzamientos y saqueos en las principales ciudades del país luego de una devaluación de la moneda, Alfonsín decidió adelantar la fecha de las elecciones fijándolas para el 14 de mayo, siete meses antes de la entrega del mando.
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