El Dr. Finlay fue el más profundo e intenso investigador de la fiebre amarilla y por sus análisis y estudios llegó a la conclusión de que la transmisión de la enfermedad se realizaba por un agente intermediario.
Realizó experimentos con voluntarios y no sólo comprobó su hipótesis sino que descubrió también que el individuo picado una vez por un mosquito infectado, quedaba inmunizado contra futuros ataques de la enfermedad.
De ahí nació el suero contra la fiebre amarilla. No obstante, por más de 20 años los postulados del Dr. Finlay fueron ignorados y solamente después de terminada la Guerra Hispano-Cubano-Nortemericana de 1898, fue cuando se volvieron a revisar sus trabajos de investigación, así como los exitosos experimentos que había realizado durante todos esos años.
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