El uso estadounidense de las armas atómicas contra Japón y la invasión soviética del Manchuria, hicieron que el Emperador Hirohito, tras varios días de negociaciones secretas y un fallido golpe de estado, el 15 de agosto Hirohito se dirigió por radio a la nación mediante una declaración grabada. En la grabación, leyó el Rescripto Imperial de rendición, anunciando al pueblo japonés la rendición de Japón.
En la misma alocución radiofónica a la nación, el Emperador no mencionó la entrada de la Unión Soviética en la guerra, pero en su reescritura a los soldados y marineros ordenó el alto el fuego y entregar las armas, acentuó la relación entre la entrada de los soviéticos en la guerra y su decisión de rendirse.
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