Fue Papa de la iglesia católica desde 1963 hasta su muerte ocurrida inesperadamente en 1978. Sus 15 años de pontificado se caracterizaron principalmente por la puesta en marcha del Concilio Vaticano II, o el gran Concilio, convocado e inaugurado por su predecesor, que obedecía a la necesidad de la jerarquía eclesiástica de mantener su influencia sobre las masas trabajadoras de buena parte del mundo, que experimentaba un giro hacia la izquierda.
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