El fallecimiento del Padre de la Patria se debió a una infección respiratoria de tipo crónico combinada con los altos niveles de arsénico que contenían las medicinas de la época, debido a la frecuencia con la que recibió dicho tratamiento en sus últimos días.
La investigación está abierta para analizar la presencia de un hongo histoplasmosis que produce síntomas parecidos a los de la tuberculosis, por lo que el líder de la independencia presentaba “vesículas en la piel, poliuria, anuria y disuria, es decir, dolor para orinar, orina con sangre, orina con frecuencia y poca cantidad de líquido, hasta llegar a una insuficiencia renal”, sostiene el informe médico elaborado por la doctora Yanuacelis Cruz, jefa de la División de Anatomía Patológica Forense de la Coordinación Nacional de Ciencias Forenses.
El informe fue revelado en el salón Ayacucho del Palacio de Miraflores, durante el acto con motivo de celebración de su 229 aniversario de nacimiento.“Los estudios histológicos y radiológicos demostraron que el Libertador también presentaba un estado anímico bastante agudo porque estaba deprimido”, refiere el estudio.
El comandante Chavez afirmaba que hay una permanente agresión contra la historia porque hay algunos sectores de intelectualidad burguesa que no les conviene que se conozca la verdad.En tal sentido, citó un escrito de El Libertador que precisa que la “historia no son hechos del pasado, la historia es un inmenso vientre que contiene más esperanzas que sucesos pasados y los acontecimientos futuros deben ser superiores a los pretéritos”.
Un equipo de medio centenar de forenses exhumó los restos de Bolívar (1783-1830) el 16 de julio de 2010 con el fin de determinar si correspondían efectivamente a los del prócer latinoamericano y también para conocer las causas de su muerte y verificar si de verdad falleció de tuberculosis.
Se confirmó que efectivamente los restos que descansaban en el Panteón Nacional eran los del Libertador, luego de que fuera comparado el ADN de los restos con los de los cuerpos de sus hermanas María Antonia y Juana Bolívar, exhumados el 30 de agosto de 2010.
Hoy, 183 años después de su último suspiro, aquel caraqueño rebelde que decidió enfrentar a un imperio colonizador está más vivo que nunca en la voz de un pueblo que lo nombra y que cultiva cada uno de esos pensamientos emancipadores que desarrolló a lo largo de su vida.
Bolívar fue un hombre que se entregó a los ideales en los que creía. Incluso en
su lecho de muerte, nunca olvidó a su pueblo:
Colombianos:
Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Esa devoción por la integración del continente lo llevó a participar de forma decisiva en la lucha armada por la independencia política de los territorios que en la actualidad corresponden a Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. Allí rompió las cadenas de un Imperio Español que saqueó a su antojo estas latitudes durante más de 300 años.
Pese a los esfuerzos de Bolívar por unificar a toda la América en una Patria Grande, las oligarquías, en defensa de su intereses terminaron, primero, con el asesinato de Antonio José de Sucre, y después, con la disolución de la Gran Colombia y la expulsión del Libertador.
Por mucho tiempo, la imagen que tenía el mundo de Bolívar fue la plasmada en los lienzos de artistas plásticos de la época. No obstante, el Gobierno Bolivariano, encabezado por el presidente Hugo Chávez, impulsó una investigación científica para determinar, en principio, la causa de muerte del Libertador.
En definitiva, Bolívar es un faro de refulgente luz que, 183 años después de su muerte, aún brilla en los corazones de quienes aman la libertad y la justicia. ¡Viva Bolívar!
Colombianos:
Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Esa devoción por la integración del continente lo llevó a participar de forma decisiva en la lucha armada por la independencia política de los territorios que en la actualidad corresponden a Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. Allí rompió las cadenas de un Imperio Español que saqueó a su antojo estas latitudes durante más de 300 años.
Pese a los esfuerzos de Bolívar por unificar a toda la América en una Patria Grande, las oligarquías, en defensa de su intereses terminaron, primero, con el asesinato de Antonio José de Sucre, y después, con la disolución de la Gran Colombia y la expulsión del Libertador.
Por mucho tiempo, la imagen que tenía el mundo de Bolívar fue la plasmada en los lienzos de artistas plásticos de la época. No obstante, el Gobierno Bolivariano, encabezado por el presidente Hugo Chávez, impulsó una investigación científica para determinar, en principio, la causa de muerte del Libertador.
En definitiva, Bolívar es un faro de refulgente luz que, 183 años después de su muerte, aún brilla en los corazones de quienes aman la libertad y la justicia. ¡Viva Bolívar!