En 1789, en Ciudad de
México, nació Leona Vicario, heroína de la Guerra de Independencia en
México. Combatió en los ejércitos rebeldes y colaboró con el movimiento
insurgente: sirvió de mensajera, ayudó a fugitivos, facilitó el paso de
las tropas sublevadas y les dedicó parte de su fortuna.
Leona empezó a colaborar, sin formar parte de él, con el grupo de “Los Guadalupes”,
que en la clandestinidad trabajaba para los insurgentes desde la misma
capital del virreinato. Inclusive inventó un sistema de claves y
nombres cifrados que tomó de sus libros favoritos para mantener
comunicación con los insurgentes.
Leona fue
descubierta como partidaria a favor de la independencia en 1813 y fue
encerrada en el Colegio de Belén aunque logró escapar disfrazada y se
casó con Andrés Quintana Roo uno de los próceres de la Independencia.
Mas tarde volvió a ser capturada junto a su esposo y su hija recién
nacida, por las tropas realistas en 1818, para ser puestos en libertad,
al concederles un indulto y un destierro a España.
Gamollel Arenas (María Leona Vicario) escribió: “Mujer tan
extraordinaria por su carácter, tan grande por sus virtudes y tan
sublime por sus épicos servicios prestados a la Patria, es una gloria
nacional de fulguración inextinguible; y su vida, siempre recordada con
cariñosa admiración, debe tenerse como un libro abierto de singular
civismo, en la educación de la mujer mexicana, de cuya injerencia en el
cultivo de los sentimientos patrios de las generaciones, depende
nuestra imperturbable existencia de pueblo independiente y libre.”
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