25 de abril de 1974, Portugal se convirtió en un país libre y democrático y poco a poco llegaron los grandes cambios y transformaciones. La nación, históricamente atrasada, aislada y aniquilada por los grandes poderes, se instalaba en la normalidad e ingresaba en la Unión Europea (UE), los portugueses, quizá sin saberlo, gozaban de un bienestar y una prosperidad hoy impensables.
Un puñado de jóvenes capitanes, juntos con sus soldados,
colocaron en los cañones de sus fusiles unos claveles, que se
convirtieron en el símbolo de la Revolución de Abril, y derribaron de
una vez por todas a una de las dictaduras más largas de Europa. Atrás
quedaba la larga tiranía de Salazar (1932-1974), reencarnada en su
trasunto Marcelo Caetano, el final del dominio colonial en Africa y el
secular aislamiento del país. Comenzaba una nueva era de paz y progreso,
con sus luces y sus sombras.
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