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miércoles, 2 de marzo de 2011

Independencia de Texas, 1836.

A principios del Siglo XIX Estados Unidos se encontraba sumergido en una crisis económica que los impulsó a la búsqueda de recursos minerales de gran valor en las regiones vecinas poco exploradas, aunque no fueran parte de su territorio. Esta es la razón por lo cual se adentraron paulatinamente en los territorios norteños del Virreinato de Nueva España (actual México), y una vez que comprobaron que poseía una gran cantidad de recursos, le encargaron a Moisés Austin y a su hijo Stefen F. Austin el diseño de un plan paulatino para la colonización, ocupación y posterior anexión de esa región a Estados Unidos entre la que se encontraba la región de Texas.

Una de las primeras acciones que facilitó la penetración en los territorios norteños del Virreinato de Nueva España fue la concepción que las autoridades de la corona española le dieron a Moisés Austin para poder trasladar 300 familias hacia Texas. Con esta medida el reino de España buscaba impulsar el desarrollo económico de la región.

En 1821, Stephen a la Ciudad de México, y tras una labor de tres años, la concesión española fue aceptada gradualmente por el Gobierno de la República. A lo largo de este período, Austin aprendió a hablar español y se hizo amigo muy cercano del insurgente mexicano José Antonio Navarro. En los años subsiguientes, trabajaron juntos para llevar más colonos a Texas.


Este interés de adquirir Texas obligó a las autoridades mexicanas a mejorar la defensa de su territorio, y más cuando en él se internaban ilegalmente decenas de indocumentados estadounidense, es por ello que cuando Antonio López de Santana llegó por primera vez a la presidencia (1833) una de sus primeras medidas fue la reforma de la Constitución Federal de 1824, que permitió la implementación de las conocidas Siete Leyes que dio paso a un corto período de conservadurismo.

Estas medidas fueron utilizadas como excusas por los anexionistas y colonizadores para declarar la Independencia de Texas el 2 de marzo de 1836, en los siguientes términos:

"Nosotros, por lo tanto, los delegados con plenos poderes de la población de Texas, en solemne convención reunidos, que apela a una franca patria para las necesidades de nuestra condición, por la presente decisión y declarar, que nuestra relación política con la nación mexicana ha terminado para siempre, y que el pueblo de Texas ahora constituye una nación libre, soberana, y una República independiente, y están investido plenamente con todos los derechos y atributos que corresponden a naciones independientes, y, consciente de la rectitud de nuestras intenciones, que sin temor y con confianza emprende la cuestión a la decisión del Supremo árbitro de los destinos de las naciones".

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